¿ qué son los nidicolas, didifugos y primates ?
El porteo en los bebés
Abordaremos este tema desde una apreciación muy “natural animalista”, por llamarle de alguna manera. La intención es darnos cuenta de cómo somos parte de la naturaleza en general y cómo ella misma nos puede enseñar del porqué de ciertos comportamientos que tenemos, bien sean instintivos o movidos por la razón.
Existe una clasificación en el reino animal que abordaremos para nuestro caso, es la de los nidícolas (básicamente especies de madriguera) y nidífugos (especies que van en manadas). Dicha clasificación se usó inicialmente para abordar el conjunto de las aves, las nidífugas, cuyas crías al eclosionar abandonan el nido se valen por sí mismas y se alimentan. La madre es el modelo a seguir.
Las nidícolas se quedarán en le nido por algún tiempo, mientras sus padres le alimentan. Deberán tener cuidados constante hasta que alcanzan la madurez que les permite abandonar el nido. Suelen darse pocas crías entre ellos, justamente por el cuido que ameritan.
Para los mamíferos también puede darse dicha clasificación, la diferencia suele ser la gestación intrauterina y la alimentación con leche materna. Aquí los nidícolas son los que al nacer tienen un sistema nervioso que aun no se ha desarrollado por completo y requieren de cuidados constantes. Las crías no se pueden valer por sí mismas.
Para el cas de los nidífugas, tiene un sistema nervioso más desarrollado y complejo, la gestación suele ser más prolongada y cuando nacen son prácticamente capaces de valerse por ellos mismos. No tienen lugar fijo de permanencia, así entonces, van en continuo movimiento y las crías deben llevar el ritmo de movilidad siguiendo la manada.
Las nidícolas se quedarán en le nido por algún tiempo, mientras sus padres le alimentan. Deberán tener cuidados constante hasta que alcanzan la madurez que les permite abandonar el nido. Suelen darse pocas crías entre ellos, justamente por el cuido que ameritan.
Para los mamíferos también puede darse dicha clasificación, la diferencia suele ser la gestación intrauterina y la alimentación con leche materna. Aquí los nidícolas son los que al nacer tienen un sistema nervioso que aun no se ha desarrollado por completo y requieren de cuidados constantes. Las crías no se pueden valer por sí mismas.
Para el cas de los nidífugas, tiene un sistema nervioso más desarrollado y complejo, la gestación suele ser más prolongada y cuando nacen son prácticamente capaces de valerse por ellos mismos. No tienen lugar fijo de permanencia, así entonces, van en continuo movimiento y las crías deben llevar el ritmo de movilidad siguiendo la manada.
¿Y dónde encajan aquí los humanos?
Pues bien, sin lugar a dudas, son una especie de clara dependencia. Recién nacido no es para nada autónomo, necesita de su madre para que le cuide en todos los aspectos. Fue Portman quien clasificara a los humanos como nidícolas secundarios y al mismo tiempo nidífugas desvalidos. Claramente caracterizados por una dependencia extrema. Considerando que somos nidífugas en un parto prematuro, manifiesta que, si durásemos doce meses más en gestación, se conseguiría desarrollar un control total de la columna, por eso lo ubica en un nidífuga prematuro. Y esto se explica porque el canal del parto no tendría el correspondiente espacio para el tamaño de la cabeza, si la gestación llegara a ser de veintiún meses.
Y aparece aquí un concepto, también tomado por Portman, que nos da luces de nuestro comportamiento a ser porteados, guiado por el desarrollo natural nuestro, hacemos referencia al vínculo intergeneracional. Y ello más que nada apunta al hecho del desarrollo de lazos e intercambio afectivo entre las partes. El cuidado de la descendencia, que igual es de número bajo, es canalizado como un esfuerzo por asegurar la supervivencia de la misma. Dichas atenciones permiten que se dé un desarrollo de habilidades más concentradas y definidas. Lo que asegura la supervivencia.
Así entonces, el bebé necesita más atenciones, donde es una tarea de seguridad el proveer el alimento, el cobijo, la protección y demás.
Ya para los años setenta Bernhard Hassenstein dicta una categoría en que pueden encajar mejor los humanos y es: “la criatura portada”. Donde los llevadores cargan a sus crías, más que nada se ve en los primates, y por cuenta que los humanos no tiene pelaje es la madre quien asume toda la tarea y acción de porteo. Donde la cría está a salvo y se le puede complacer en sus necesidades.
En los humanos viene a clasificarse en el grupo de los “portados pasivos” ya que no son capaces de sostenerse por sí mismos, sino que dependen de quien los portee. Así entonces es clara la necesidad de estar cerca de sus madres y tener ese contacto piel a piel que les dé calor y se desarrollen de forma debida.
Así entonces, respondiendo a la pregunta inicial, nos queda claro que para que se dé ese correcto desarrollo en el bebé, que abarca lo físico, emocional y su spiqui, es totalmente recomendable que los bebés sean porteados, pues estando en brazos de sus padres o de quien les cargue, tendrán esa seguridad y confianza que los lleva a crecer sanamente y felices.
Así que, en nuestro caso particular, portear es lo mejor del mundo cuando se trata de tener a tu bebé cerca, en contacto piel a piel.
Y aparece aquí un concepto, también tomado por Portman, que nos da luces de nuestro comportamiento a ser porteados, guiado por el desarrollo natural nuestro, hacemos referencia al vínculo intergeneracional. Y ello más que nada apunta al hecho del desarrollo de lazos e intercambio afectivo entre las partes. El cuidado de la descendencia, que igual es de número bajo, es canalizado como un esfuerzo por asegurar la supervivencia de la misma. Dichas atenciones permiten que se dé un desarrollo de habilidades más concentradas y definidas. Lo que asegura la supervivencia.
Así entonces, el bebé necesita más atenciones, donde es una tarea de seguridad el proveer el alimento, el cobijo, la protección y demás.
Ya para los años setenta Bernhard Hassenstein dicta una categoría en que pueden encajar mejor los humanos y es: “la criatura portada”. Donde los llevadores cargan a sus crías, más que nada se ve en los primates, y por cuenta que los humanos no tiene pelaje es la madre quien asume toda la tarea y acción de porteo. Donde la cría está a salvo y se le puede complacer en sus necesidades.
En los humanos viene a clasificarse en el grupo de los “portados pasivos” ya que no son capaces de sostenerse por sí mismos, sino que dependen de quien los portee. Así entonces es clara la necesidad de estar cerca de sus madres y tener ese contacto piel a piel que les dé calor y se desarrollen de forma debida.
Así entonces, respondiendo a la pregunta inicial, nos queda claro que para que se dé ese correcto desarrollo en el bebé, que abarca lo físico, emocional y su spiqui, es totalmente recomendable que los bebés sean porteados, pues estando en brazos de sus padres o de quien les cargue, tendrán esa seguridad y confianza que los lleva a crecer sanamente y felices.
Así que, en nuestro caso particular, portear es lo mejor del mundo cuando se trata de tener a tu bebé cerca, en contacto piel a piel.
REFERENCIAS:
1. Alabart, Miguel Angel. El bebé feliz: Disfrutar de la crianza natural. 2010 2. Mantini, Lidia. Teoría del Apego y Relaciones de Pareja. Argentina. 2015
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