Tus Senos en La Lactancia
Reservas de leche
Muy a menudo, los senos se vuelven más grandes y sensibles durante el embrazo, señal de que los alveolos, las células que producen la leche, se preparan para trabajar. Estos a su vez responden a la hormona prolactina que aumentan cuando el bebé succiona. Al tiempo la oxitocina también aumenta cuando el bebé succiona, haciendo que los músculos pequeños del seno se contraigan y se traslade la leche por los conductos. Justamente esta liberación de las hormonas prolactina y oxitocina te pueden hacer sentir esa necesidad de estar con tu bebé.
Sumado a estas hormonas está el Factor Inhibidor de la Lactancia (FIL), otra hormona que está en la leche y que es un mecanismo de control. Sí el bebé mama mucho, saca el FIL y se fabrica mucha leche; si es el caso que mame poco el FIL se queda y se encarga de que se fabrique menos. Existe el mito de que espaciando las tomas provoca que le pecho se llene, pero es todo lo contrario pues la restringir la frecuencia de las tomas, afecta la producción haciendo que se fabrique menos leche.
Para que se dé un buen funcionamiento de la lactancia se hace necesario que la misma sea exclusiva, por lo menos durante los primeros seis meses de vida del bebé, y por supuesto respetando los momentos en que se exige. Ello asegura que fabrique en cada momento la cantidad de leche que le bebé necesita. Hay que resaltar que cuando el bebé demanda la leche no es precisamente cuando llora, más bien el llanto suele ser la consecuencia tardía del hambre, seguro previamente se despertó, giró su cabecita, se llevó sus manitas a la boca … por eso es importante estar atento a las señales del bebé, conocerle en sus expresiones y momentos.
No debe preocuparte si tus pechos no se sienten llenos o si ya no gotean. Lo importante es que el bebé reciba la leche cada vez que lo pida y el tempo que él lo pida, teniendo un agarre adecuado y una postura correcta, todo esto asegura que se produzca la leche que necesita.